domingo, 14 de septiembre de 2008

CAMINO DE SANTIAGO (TRAMO RIOJANO)

ETAPA 6
VIANA - LOGROÑO
Trascurridos 10 meses desde que realizamos la última etapa del Camino de Santiago, para este puente de la Diada nos marcamos como objetivo hacer las etapas que transcurren por la Rioja.
La primera etapa era de 10 km. y unía las ciudades de Viana y Logroño, la segunda era de 29 km. entre Logroño y Najera y la ultima de 22 Km. entre Najera y Santo Domingo de la Calzada, totalizando 61 Km en los tres días.
Así que nos desplazamos hasta el centro de Viana donde iniciamos nuestro recorrido en la gran iglesia gótica, llamada de Santa María, construida entre los siglos XIII y XIV en cuyo lateral esta el alberge de peregrinos donde debíamos sellar nuestro carnet de peregrino. Una amable policía municipal se brindo ha hacerlo pero no encontraba el tampón así que nos acompaño hasta una hermosa plaza con una gran fuente, otra iglesia, y el ayuntamiento en cuyos bajos había una pequeña oficina de información que permanecía todavía cerrada al publico por lo que nos pidió que no lo comentáramos pero nos sellaba el carnet con el sello de la guardia municipal. Pasamos bajo el Portal de San Felices y salimos de la ciudad. Es una ciudad con bastantes monumentos, que recuerdan un pasado glorioso debido a su actividad mercantil y jacobea. Caminamos entre cultivos pequeños, o más bien huertos. Más adelante, pasamos por una carretera que va entre viñas y olivos, que se dirige a la ermita de la Virgen de Cuevas o Trinidad de Cuevas, barroca del siglo XVII. Aquí estaba la aldea de Cuevas, otra de las ocho aldeas que en año 1219 dieron origen a Viana. En el siglo XIII, aquí había una iglesia perteneciente a un convento de trinitarios, orden benemérita en la asistencia a los peregrinos.
Atravesamos viñas, caminos, un gran pinar y una zona de fabricas donde parece que esta el limite entre Navarra y Logroño, allí comienza un camino cementado de color rojo donde van apareciendo monolitos con una concha metálica adherida y algunos desvíos provocados por las obras de ampliación de la carretera. Finalmente y tras coronar una pequeña colina divisamos Logroño a lo lejos. El camino comienza a descender y justo al final de la bajada, una mujer tiene un puesto delante de su casa, junto a una gran higuera, para sellar a los peregrinos la credencial. En el sello pone " Felisa, higos, agua y amor”. Y es que Felisa era su madre que murió el 20 de diciembre de 2002 con 92 años y que estuvo sellando y atendiendo a los peregrinos hasta 8 días antes de su muerte.
Caminamos paralelos a la carretera pasando al lado del “crematorio municipal, y un monumento de tres pilares con una especie de átomo metálico. Cruzamos el llamado Puente de Piedra sobre el río Ebro. El río es ancho, y el puente, que es carretera también, largo. Es un puente construido a finales del siglo XIX, que ha sustituido al anterior, medieval. El puente medieval fue mandado construir por el Rey Alfonso VI, uno de los mayores impulsores del Camino, y llegó a tener doce arcos y tres torres defensivas, debido a la importancia estratégica del lugar. Incluso fue reparado por Santo Domingo de la Calzada, y posteriormente por su ayudante y discípulo San Juan de Ortega.
Tras pasar el puente, girando a mano derecha llegamos a la Rúa Vieja, calle paralela al río, en la que se encuentra el albergue de peregrinos. Llegamos al albergue, y el hospitalero nos sella la credencial, no sin antes explicarnos que a partir de las 13:00 se abría el albergue y que si íbamos pronto no tendríamos problemas de sitio. No era plan de quitarle la ilusión al hombre. Continuamos andando hacia la calle Portales y de allí hasta la oficina de turismo donde conseguimos una completa guía de todas las bodegas de la Rioja. Desde allí mismo llamamos a las Bodegas Marques de Vargas y concertamos una visita, y es que este vino me encanta. Nos fuimos al hotel, para ducharnos, cambiarnos y coger el coche.
En las bodegas nos trataron muy bien y como no podía ser de otra manera y tras la pertinente cata, compramos una caja de un reserva excepcional para saborearlo en casa.
Después de comer unas buenas alubias riojanas nos fuimos a ver otras bodegas, Dinastía Vivanco, cuyo vino es muy malo pero tienen unas instalaciones y un museo como yo no había visto antes. En realidad es una fundación-museo y me imagino que el gobierno de la Rioja habrá “donado” unos cuantos millones de euros http://www.dinastiavivanco.com/.
A la salida de las bodegas cayó un verdadero diluvio que por suerte cesó al llegar a Logroño donde nos dirigimos a la calle Laurel famosa por ser la zona de tapas. Allí disfrutamos de unos suculentos pinchos de lo más variado acompañado de tres rondas de buen crianza.Nos fuimos al hotel bien contentos pero mirando de reojo al cielo y rezando para que no lloviera al día siguiente ya que la etapa era de 29 km. y lloviendo se podía convertir en un suplicio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tramposos somos joé!!!rabia me da hablar de esta primera etapa... menos mal que el recorte injustificado de kilómetros quedó compensado por la visita a las 2 bodegas. Ai que rico estaba el vino! De casta le viene al galgo dicen...
Esperaré a la crónica de los siguientes días....